domingo, 25 de noviembre de 2012

La crisis duplica las denuncias por mobbing en Canarias

ELENA HERNÁNDEZ
SANTA CRUZ DE TENERIFE

 La historia se repite cada vez más dentro de las empresas canarias. El compañero competitivo o el jefe autoritario sobrecarga de trabajo, infravalora, ridiculiza o amenaza a un empleado. El trabajador acosado calla, pero su autoestima se va minando día tras día y al final cae en la desesperación. Se siente incomprendido, aislado e ignorado. Desde el comienzo de la crisis, el empeoramiento de las condiciones de trabajo y el "agarrarse a lo único que hay" ha duplicado los casos de mobbing en el Archipiélago. Sin embargo, el temor a peder el empleo ha moderado el incremento y ha provocado que en los últimos dos años fueran muchos los que optaron por aguantar lo intolerable sin acudir al juzgado.
En lo que va de año se han registrado 140 denuncias por acoso laboral en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, 54 casos más que en 2007, cuando a la crisis económica aún ni se la esperaba. Además, según la Encuesta de Condiciones de Trabajo de 2011, un 13,11% de los canarios ha sentido violencia verbal y física, discriminación o aislamiento dentro de su empresa y una de cada cinco consultas que llegan a los sindicatos canarios tienen que ver con los riesgos psicosociales.
La reducción de plantillas, la inseguridad ante el futuro y el aumento de la carga de trabajo están multiplicando la aparición de patologías asociadas al estrés. Estos trastornos –sumados a las estrategias empresariales para desgastar a los trabajadores y lograr que se marchen sin recibir indemnización o a las maniobras de los compañeros que temen la competencia– provocan que el riesgo de ser víctima del mobbing, en la actualidad, sea el doble que hace seis años.
Sin embargo, los expertos matizan que el temor a perder el empleo está reduciendo el número de denuncias que llegan a los juzgados. Durante el 2011 se realizaron 70 actuaciones más sobre acoso laboral que en el mismo período de 2012. Con una tasa de población activa del 63,3% en este último semestre, los canarios se atreven, cada vez menos, a denunciar y poder perder así su empleo.