miércoles, 5 de junio de 2013

83% de los jovenes están dispuesto emigrar

La crisis devuelve a los jóvenes canarios al lado de sus padres, les mantiene en las aulas durante más tiempo y los predispone a emigrar. Tanto es así que el 83% está dispuesto a salir de las Islas para ampliar sus estudios pero sobre todo para trabajar. En 2007 esta opción sólo la contemplaba el 25% de los jóvenes, según el Diagnóstico de la situación de la juventud de Canarias 2012 dado a conocer
ayer por el consejero de Presidencia, Francisco Hernández Spínola.

Los datos que arroja la encuesta -en la que participaron 1.145 jóvenes de 14 a 30 años de las siete Islas entre el 25 de septiembre y el 21 de octubre del pasado año- apuntan cambios sustanciales en el estilo de vida de la población juvenil. Y es que el paro, a tenor de la Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre, afecta al 63% de la población activa menor de 30 años, y de esos el 56% lleva más de un año en las colas del Servicio Canario de Empleo. El resultado lógico es la pérdida de independencia, económica y residencial.

La población emancipada que ha regresado entre 2010 y 2012 a casa de sus progenitores es del 26,5%. Son los llamados boomerang kids. Jóvenes a los que la finalización de sus estudios fuera del Archipiélago o en otra isla y las escasas perspectivas de trabajo, o bien los bajos salarios, la carestía de vida o el desempleo obligan al retorno al hogar. De hecho, el porcentaje de población entre los 18 y los 30 años que vive con sus padres u otros familiares ha pasado en dos años del 58,8% al 63,4%, casi cinco puntos porcentuales menos. Baja, por contra, el porcentaje de quienes vive con sus suegros (-0,1%), los que tienen vivienda propia (-0,7%), los que vive en pareja (-1,3%) o en piso compartido (-2,4%). Es decir, si en 2010 se podía afirmar que el 40,4% de la juventud canaria estaba emancipada en lo que a su residencia se refiere, hoy es el 35,7%. La causa: la reducción o la no disposición de ingresos.

El 62% de los jóvenes entre 18 y 30 años vive principalmente del salario o las prestaciones de otras personas, frente al 38,3% que se considera autónomos económicos.