jueves, 19 de junio de 2014

MAMÁ. Poesía contra la Esclavitud infantil

ADOLFO GARCÍA GARCÍA 

Esa casa en la solana,
con los postigos amanecidos
para todas las estrellas
y todos las mañanas,
con un epitafio en la ventana,
como una solitaria morisqueta
vagando perdida entre montañas,
como una fantasmal pedrada.

Esa casa,
fantasmal, solitaria y sin amparo en la solana,
tiene un campanario en sus entrañas,
tiene un nicho en cada baldosa de su fachada,
tiene un aire a tierra requemada
y un ambiente de destinos,
entrelazados con humedades y fraguas.

Esa casa,
es la casa de los cuentos y las hadas,
Esa casa,
es la casa dende viven fe,
angustias y esperanzas.
Esa casa,
es la casa de las continuas plegarias,
es la casa donde reina el misterio,
la verdad, el pesebre y la calma.

Esa casa,
encerrada en la solana,
es el remanso donde pasta mi alma,
en ella las palabras son gurnaldas
de una mente que se abrasa,
y los gemidos: epopeyas en la nada.
Un mundo aparte, un parque de recreo
es la morada
cuyas piedras son esgarrones
sin plasma,
cuyas mesas no contienen
enredadas telarañas,
cuyos rincones nunca empiezan,
nunca acaban,
ni sus paredes fueron rematadas.

Esa casa
es una casa construida
en un sueño de mi infancia:
no fue echa
jamás tuvo ventanas,
ni postigos, ni puertas,
ni tan solo solana,
¡cuánto añoro el sabor
de esa Esperanza!